Introducción a las finanzas

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En La Pobla de Claramunt (España), Bocanegra, Bucerías y 2 sedes más

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Descripción

  • Tipología

    Curso intensivo

  • Nivel

    Nivel iniciación

  • Lugar

    En 5 sedes

  • Horas lectivas

    100h

  • Duración

    3 Meses

  • Inicio

    Fechas disponibles

España abrió sus fronteras a los trabajadores inmigrantes y se estima que llegaron más de cinco millones de diferentes partes del mundo. Muchos de ellos se dedicaron a la construcción de 600.000 viviendas anuales. Al frenar en seco la actividad se perdieron 1,7 millones de empleos solo en este sector.

El segundo factor ha sido que las empresas han tenido que ajustar sus costes reduciendo empleo. Para tener una idea de la situación de partida hay que recordar que durante los años del “boom” económico los costes laborales crecieron un 30% sobre la media europea y un 20% más que en España. La rigidez de la normativa laboral no solo impidió ajustar los salarios, sino que los costes laborales crecieron un 11% en 2008 y2009 apesar de que se

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escucha nadie”. La interpretación de este enunciado podría ser: Puedes decir la cantidad de estupideces que quieras, aún de la peor manera, ya que , de cualquier modo, no te escucharán.

Te advierto que esta aseveración es en gran parte falsa. Si bien la predisposición para escuchar a alguien que se te para enfrente con un papel, puede ser tan nula, como cuando te entregan un panfleto en la vía pública, algunos panfletos has leído ¿no es así?

El busilis radica, a mi entender, en la idea de que el discurso es algo solemne que se lee de un papel. ¿Sabes una cosa? Esta visión es, además de obsoleta, falsa. Te cuento que hay modos de asegurarte de que la gente no solo escuche tu discurso, sino que lo disfrute.

He aquí una serie de ítems a seguir:

1-Traza un objetivo (¿Qué quieres lograr en los demás con tus palabras?)

2-¿Qué mensaje deseas transmitirles? (¿Para qué les dices lo que les dices?)

3-Solemne no significa acartonado ni distante.

4-Si extractas aspectos históricos o de carácter bibliográficos, que sean muy breves.

5-Señala tus puntos de vista frente a ellos.

6-Utiliza preguntas retóricas y cuando las hayas formulado observa al público sin decir palabra, al menos por cinco segundos. Procura que dichas preguntas revistan carácter reflexivo.

7-Busca y menciona ejemplos bien concretos sobre el tema en cuestión.

8-Si sabes algo del público, que ellos no saben que conoces, pero que les sería de grata sorpresa que lo mencionaras, hazlo.

9-Por último, y esto es casi casi lo más importante: no leas. Si. Así es, no leas. Nunca leas un discurso si deseas que alguien te escuche. ¿Te sientes bien en una charla cuando los que hablan no te miran? Imagina que un amigo llegara a tu casa y se parase frete a ti, a leerte todo lo que le ocurrió ese día. ¿No quisieras acaso, que por fin dejara de lado la hoja y se decidiera a hablarte a ti? ¿Por qué creer que el público no desea lo mismo al ver a un orador con un papel frente a sus ojos?

Un discurso escrito se elaboró antes, sin un público. Se puede leer con él o sin él, da igual. La gente se siente atraída cuando tiene la sensación de que le hablan a ella, no a cualquiera.

Vuelta al principio: ¿Recuerdas el primer ítem? Claro que si. Piénsalo de nuevo ¿Cuál es ahora tu objetivo a la hora de decir un discurso? Si es tan solo salir del paso, los demás ítems no revisten consideración. Si por algún motivo, en cambio, se te ocurre que quieres que te escuchen, por favor ten en cuenta el artículo que acabas de leer., aún de la peor manera, ya que , de cualquier modo, no te escucharán.

Te advierto que esta aseveración es en gran parte falsa. Si bien la predisposición para escuchar a alguien que se te para enfrente con un papel, puede ser tan nula, como cuando te entregan un panfleto en la vía pública, algunos panfletos has leído ¿no es así?

El busilis radica, a mi entender, en la idea de que el discurso es algo solemne que se lee de un papel. ¿Sabes una cosa? Esta visión es, además de obsoleta, falsa. Te cuento que hay modos de asegurarte de que la gente no solo escuche tu discurso, sino que lo disfrute.

He aquí una serie de ítems a seguir:

1-Traza un objetivo (¿Qué quieres lograr en los demás con tus palabras?)

2-¿Qué mensaje deseas transmitirles? (¿Para qué les dices lo que les dices?)

3-Solemne no significa acartonado ni distante.

4-Si extractas aspectos históricos o de carácter bibliográficos, que sean muy breves.

5-Señala tus puntos de vista frente a ellos.

6-Utiliza preguntas retóricas y cuando las hayas formulado observa al público sin decir palabra, al menos por cinco segundos. Procura que dichas preguntas revistan carácter reflexivo.

7-Busca y menciona ejemplos bien concretos sobre el tema en cuestión.

8-Si sabes algo del público, que ellos no saben que conoces, pero que les sería de grata sorpresa que lo mencionaras, hazlo.

9-Por último, y esto es casi casi lo más importante: no leas. Si. Así es, no leas. Nunca leas un discurso si deseas que alguien te escuche. ¿Te sientes bien en una charla cuando los que hablan no te miran? Imagina que un amigo llegara a tu casa y se parase frete a ti, a leerte todo lo que le ocurrió ese día. ¿No quisieras acaso, que por fin dejara de lado la hoja y se decidiera a hablarte a ti? ¿Por qué creer que el público no desea lo mismo al ver a un orador con un papel frente a sus ojos?

Un discurso escrito se elaboró antes, sin un público. Se puede leer con él o sin él, da igual. La gente se siente atraída cuando tiene la sensación de que le hablan a ella, no a cualquiera.

Vuelta al principio: ¿Recuerdas el primer ítem? Claro que si. Piénsalo de nuevo ¿Cuál es ahora tu objetivo a la hora de decir un discurso? Si es tan solo salir del paso, los demás ítems no revisten consideración. Si por algún motivo, en cambio, se te ocurre que quieres que te escuchen, por favor ten en cuenta el artículo que acabas de leer.

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