Agricultura orgánica: ¿qué es y por qué es importante?

La agricultura orgánica está de moda. En los supermercados hay secciones de comida orgánica, que abarcan desde vegetales hasta pasta y crema de cacahuate, y cada vez más restaurantes anuncian que sus platillos están preparados con alimentos 100% orgánicos. Pero, ¿Sabemos realmente lo que implica la etiqueta “orgánico”? ¿Qué diferencía a un tomate regular de un tomate orgánico (además de una diferencia garrafal en precio)? Pues bien, aquí te lo contamos.

De acuerdo con la Food and Agriculture Organization de los Estados Unidos, la agricultura orgánica es un sistema de producción agrícola holística, que promueve la salud del ecosistema, incluyendo: biodiversidad, ciclos biológicos y actividad biológica del suelo. Esto significa, en palabras sencillas, que evita aquellos métodos que utilizan materiales sintéticos (y por lo tanto pueden dañar el ecosistema), como pesticidas artificiales, hormonas añadidas, y fertilizantes sintéticos.

Sin embargo, la agricultura orgánica va más allá de no usar hormonas o pesticidas. Si consideramos los estándares canadienses de alimentos orgánicos, algunos de los principios más importantes son:

• Minimizar la degradación y erosión de suelos.
• Optimizar la productividad biológica.
• Minimizar la contaminación.
• Mantener la fertilidad del suelo a largo plazo mediante una optimización de la actividad biológica en el suelo (insectos, arácnidos y hongos).
• Reciclar la mayor cantidad posible de materiales y recursos.

Así pues, este tipo de agricultura involucra, de manera general, la producción de alimentos vegetales de calidad con una conciencia activa de cuidado al ecosistema. ¿Que cuál es la diferencia entre el tomate convencional y el tomate orgánico? Que el tomate orgánico, además de que no tiene sustancias químicas, fue cultivado de tal manera que podamos seguir teniendo tomates en los próximos cien años.

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